sábado, 6 de octubre de 2012

Randevú

Acabo de llegar de turisteo todo el día. Hoy he ido a hacerle el randevú a Aix en Provence, ciudad situada a 40 kms al norte de Marsella; el encanto especial de la Provenza, de sus colores, rincones y, un día maravilloso de sol y buenas sensaciones, me ha transportado a otro mundo. Ha sido un lujazo para todos los sentidos.

Comiendo, pensaba que las lechugas de esta región tienen un porte y sabor especiales. No son lechugas corrientes, ni mucho menos. Siendo de variados colores, texturas y formas, se trata del ingrediente base de unas ensaladas deliciosas con todos los nutrientes deseables y necesarios como para ostentar el rango de dieta completísima. Por otra parte, y no menos importante, sus 'hojas' no se resisten al intentar cogerlas cuando, con el tenedor, haces el comedido rastreo para atrapar un buen bocado junto con los demás componentes de la misma; ni tampoco te ponen en el aprieto cuando, (a mi me ha pasado), te obligan a abrir la boca más de la cuenta. Al contrario, se doblegan a ese sencillo y, en ocasiones arduo, acto de confiscarle al plato el contenido de las hojas, cuyo objetivo tiene que ser solo el disfrute. Useasé, con placer y fluidez.

La ensalada tenía nombre de mujer "Justine" y os tengo que decir, que cuando terminé, creí tener la misma sensación de plenitud que cuando como cocido madrileño, con todos sus avíos, en mi tierra. Y es que, por algo, se dice que la cocina o el arte de cocinar es como la paleta de un pintor; se pueden mezclar tantos ingredientes como nuestra imaginación nos sugiera, y materias primas queramos incorporar. 

Pero hablando de colores y de paletas; cuando terminé la comida, rematando con un fantástico postre de chocolate; tiré millas para encontrarme con mis rincones preferidos -plazas con fuentes- dándome de bruces con la preciosa plaza  que alberga la Cathédrale de Saint-Sauveur, en donde toda ella, engalanada de puestos con pinturas al óleo y acuarelas de todas clases y estilos, era la viva esencia de la luz.

Otro nutriente más, ávido en emociones, como para volver hacerle otro randevú a esta parte de la Provenza







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