viernes, 28 de septiembre de 2012

Miscelánea vacacional

Mi hermano 'J' hacía rouler les R como nadie, y me refiero a que pronunciaba la consonante R gutural francesa, 'casi' como la Piaf en sus canciones (siempre tan desgarradoras y apasionadas)  

Desvelarse un viernes de madrugada es una vaina, pero cuando no se tiene que trabajar al día siguiente da cierta tranquilidad, porque eres dueña y señora de todo tu tiempo y, puedes gestionarlo incluyendo cambios, sin apreturas de horas y sin la premura de descansar para estar más o menos lozana por la mañana.Tienes todo el día por delante para improvisar, pensar en otra alternativa y, si fuera necesario, cambiar planes a última hora; porque además son vacaciones.

Madrugar durante la semana ya no supone una condena, porque es iniciar un nuevo día con un objetivo claro, el estudio de un idioma, en un país diferente al tuyo. Y en mi caso, no es que lo necesite para añadirlo a un currículum (a estas alturas del proceso, paso); se trata, más bien, de una cuenta pendiente, una cabezonada y, si quieres, para los más románticos, amantes de la humanística, les podría valer como una motivación personal.  Sin embargo, abreviando, para mí es un remozarme por dentro y por fuera, es un medirme con mis propias posibilidades y limitaciones; pero también tirar por sotavento clichés, acogiendo con placer una experiencia más y, un nuevo aprendizaje. Es vida

Marsella es la ciudad más antigua de Francia; abierta al mar Mediterráneo, como mi ciudad. Este mar que concentra, dondequiera, un crisol de brillos, únicos, que se funden con la luz que alberga el cielo, casi siempre de un intenso azul celeste. 


Fue puerto del Imperio francés, conectado, sobre todo con las colonias francesas del norte de África (Marruecos, Túnez, Argelia); también lugar de partida y llegada de otras culturas situadas en las costas del mediterráneo. La ciudad alcanzó su época de máximo esplendor en el S-XVIII. Se advierten influencias renacentistas (flores, guirnaldas, cornisas....) en sus fachadas, y en edificios suntuosos como es el caso de Le Palais de Justice. Sus edificaciones, por el centro neurálgico de la ville, son sólidas, de piedra; casi todas ellas engalanadas por la forja, con reminiscencias de art nouveau y, bellos adornos que le dan una impronta señorial. 


Las plazas que rodean Le Vieux Port, son grandes, abiertas al sol y al buen clima, ocupadas por terrazas, y en ellas, una amalgama de gente de todas partes. Alrededor reina un bullicio agradable, convirtiéndose en rumor envolvente y acogedor para el foráneo; con netas señales de ser una ciudad viva, en el más amplio sentido de la palabra. Multicultural. 

Toda la ciudad está atestada de pâstisseries y boulangeries, con unos mostradores bien iluminados y siempre visibles a los viandantes, tan suculentos como variados; así como de estupendas fruterías expuestas en el exterior con máximo orden y belleza, tanto es así, que el vigor y frescura de las piezas no solo potencia sus colores originarios, sino mi afición a imaginar la gestación de todas ellas. Todo un milagro que se fragua entre las manos del hombre y la naturaleza, siempre atenta y generosa, y más, en la Provenza, donde se dan las mejores condiciones y es conocida tradición 




Como no podía ser de otra manera el sábado 22 contribuí con mi granito de arena, a modo de pequeño testimonio, por una ciudad libre de humos. Alquilé una bici y tiré millas por la Corniche, Vieux Port y alrededores; pero, creo, no repetiré esta ruta, por el tráfico intensísimo y el peligro que supuso al ser una de las vías con más afluencia de turismos. Y de humos. 

La Corniche
La casa de acogida es afable y lo suficientemente cómoda (donde mejor, en casa propia) sobre todo por la persona que la habita. Convivo con una gata, bastante celosa y de mucho empaque, que es la dueña y señora del inmueble; dejando bien claro desde el principio quien parte el bacalao en estas lindes y, aunque no las tengo todas conmigo - porque de vez en cuando me desafía-  compruebo que me respeta, o al menos me guarda el aire ¿Será que soy un poco felina? 

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