Al hilo del último Patente de Corso (A Pérez Reverte) "Ropa de niña", me viene, por asociación de ideas, la natural costumbre que tienen en algunos países de sacar sus casas a la calle, y poner en venta (a las mismas puertas), cuanto trasto arrinconado, mueble en desuso, adornos mutilados por los años, e incluso ropa pasada de moda, o no, pero en buen estado; montando verdaderos mercadillos y dándoles una salida de lo más boyante a esos objetos que sus amos jubilaron por cansancio o estrecheces de espacio, y que aún conservan su valor, por estar de buen ver o tener posibilidades de estarlo en cuanto se les hace un tuneo, llevado a cabo por los malabaristas artesanos de turno, que son esos que se dedican a recistaurar, y en general a los/as adictos/as en otorgarles una segunda prórroga a según que cosas, bien por afición o por necesidades pecuniarias.
El que ya cumplieran su utilidad durante un tiempo, no implica que tengan que morir hechos añicos en la hoguera de San Juan, o a seguir arrumbados condenados al ostracismo; y en el caso de la ropa en perfecto estado, equilicuá, en la estantería del armario destinada a los trapos, o tentando a la polilla en cualquier rincón de la casa.
Soy muy aficionada a mercadillos de segunda mano, y en ocasiones he encontrado gangas estupendas. Los muebles de madera antiguos, por ejemplo, son obras de carpintería hechas a conciencia, en maderas nobles y por auténticos artesanos, cuyas partes entre sí, están perfectamente ensambladas, tanto como las piezas de un puzzle; ¿y los de forja?, estos imperecederos al tiempo, en los que la carcoma es un imposible, conservarán in secula seculorum sus lineas sinuosas, la fortaleza otorgada por el hierro, y la estética de quien supo trabajarla; ¿ y que me decís de la ropa impoluta y bien cosida que se quedó pequeña o en desuso por la determinación del que la jubiló?; todos sabemos que en EEUU existen negocios de alquileres de ropa de segunda mano para ocasiones puntuales: una cena especial, una entrevista de trabajo..... etc; también en algún que otro país africano la inmensa mayoría se viste de segunda mano, y os aseguro que el glamour, la coquetería, y la dignidad se dan en perfecta sincronía en la manera de como la persona porta el atavío.
En definitiva, sí que es cierto que esta crisis nos va a causar desazón, como le ocurrió al fotógrafo que captó a esa abuelita vendiendo una ropa bien cosida de su nieta, y también tristeza e indignación como en el caso del sr Pérez Reverte al escribir su artículo. Pero aún con todo, prefiero ser positiva y pensar que esta especie de catarsis económico/social también nos hará más normales, menos rancios y propensos a los bochornos por llevar algo de alguien otrora, y bastante menos consumidores; pero sobre todo, tendremos mucha más conciencia del uso que hacemos de las cosas porque: "No podemos eludir el hecho de que los recursos de nuestro Planeta son finitos, y la austeridad, en este sentido, es ya un valor en alza".