jueves, 20 de septiembre de 2012

En la punta de la lengua

Demasiados días sin decir esta boca es mía.Tanto es así que me ha costado recordar la contraseña para abrir el blog. Un problema. Y es que la memoria hay que ejercitarla y sobre todo a mi edad, a la edad de muchos de nosotros, porque es cuando más se repite el fenómeno de "la punta de la lengua". Es algo cotidiano que ocurre casi a todas horas todos los días del año. Tiene re-años la cosa (nunca mejor dicho si descomponemos la palabra) 

Y se sufre mucho más cuando nos encontramos acompañados, porque nos angustiamos al atisbar una impotencia pasajera; sin embargo, pasajera o no, sigue siendo impotencia, y ya solo con pensar en el palabro me da un yuyu que te cagas. Se trata de una evidencia ante una misma y el otro/a de este proceso de defenestración evolutiva. A las claras! ¿para qué andarnos con eufemismos? 

Cuando estamos solos, corremos un estúpido velo, nos lo perdonamos por no amargarnos el día, y nos decimos con autocomplacencia: bueno, ya me acordaré a lo largo de la mañana. Mentira de las gordas, porque acudimos a diccionarios, iniciamos búsquedas exhaustivas por internet, hacemos chiribitas en el aire y encaje de bolillos si es preciso. 


Lo cómico viene cuando se trata de mentar algo en un momento puntual de animada charleta con un amigo/a: ¡A ver! uyyyy! ¿como se llamaba ese actor?.....que sí!, ese que trabajó con tal actriz que hizo la película de........¿como se titula esa película donde se rueda casi toda ella en una ciudad del norte de África...., ¿esa en donde sale precisamente ese actor...? uhmmmmmm, ¡que sí mujer!, ese que llevaba los pantalones al estilo cachuli; bigote en ristre; y que fumaba como con la comisura de medio lado, dejando caer el labio inferior (casi siempre mojado) y, como con pinta de perdonavidas?, ¿y ella guapísima como nadie, la que fuera  protagonista de aquella película tan famosa de......¿por quién tocan  las campanas?. 
Y tu compañera/o te dice: Por quien R-E-D-O-B-L-A-N ... Ah, sí ¡eso mismo!. Puffff, la pata hasta el corvejón de principio a fin. Un desastre y, de los gordos.


Debería de existir un dios de la memoria, para invocarlo, para atiborrarlo de piropos con el fin de estar asistidos en desmemorias. Teniendo en cuenta que lo masculino, el 99,9%, agradece el halago, sería algo así como un trueque de poderes, como un change a deux servicial e interesado a la vez, de manera que cada cual (ambos) se beneficiara. ¿No te parece?

Uy!, pero ahora que me acuerdo, debo olvidar el español para practicar otra lengua con el fin de ejercitar esta memoria. Te dejo, que no estoy de broma. Va en serio

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