sábado, 18 de febrero de 2012

Puerto cervantino

'Esta noche pasada tuve un sueño que comparto contigo. Soñé con este trocito de poesía cervantina y el alicatado de cerámica que la habita. Ubicado el mosaico,  a pocos metros de los norays del muelle, da la bienvenida al viajero y le habla de lo singular y extraordinario de este puerto de mar' 

El viajero que llegue a Cartagena por la mar, apenas pise tierra, sobre paño de la vieja muralla podrá leer y hacer suyo ese cualificado requiebro..

Rezan así esos versos en mosaico, frente a las 'palmeras' de la Plaza de los Héroes de Cavite, junto al muelle del puerto cartagenero:



Pertenecen estas estrofas al Viaje del Parnaso, escrito en 1613.
Cervantes estuvo en Cartagena dos veces: en en 1568 y en 1581. Era hombre de tierra adentro, sin embargo conocía otros puertos.
El poeta partió "solo y a pié". Luego compró una mula vieja
...."camina caballero de una mula vieja y sueña con llegar a Cartagena"
..."pero el paso de la mula era tartamudo"
Cervantes canta la nobleza de Cartagena por su ilustre antigüedad. No se limita a nombrarla, sino que, al recordar que "su nombre le viene de los de Cartago", subraya un timbre de gloria de la ciudad histórica, antigua, noble.
".....cerrado a todos vientos y encubierto..."
Dos bondades del puerto de Cartagena destaca aquí Cervantes: Su perfecta contextura natural y a la seguridad que ofrece frente a los elementos naturales.
Al decir "encubierto" pone de relieve otra bondad: la estratégica. Seguridad frente a los enemigos que corren mares y merodean costas.

Su segunda y última estrofa es una glorificación; ensalza y enfatiza cuanto acaba de decir. Ningún puerto parece que le cautivara tanto como el de Cartagena.
Muchos puertos le quedaban por conocer. Pero él estaba seguro de que "ninguno de cuantos navegara el hombre" igualaría en perfección al de Cartagena, y aún le parecía imposible que, de "cuantos puertos el mar baña o descubre el sol", de cuantos apacibles rincones marineros, todavía inexplorados, puedan un día descubrirse, alguno alcance a igualar la perfección de la ensenada cartagenera.

Fragmentos copiados del texto II de Alberto Colao 
(Tomado de "Cartagena en los siglos XVI y XVII", Real Academia Alfonso X el Sabio")


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