martes, 28 de febrero de 2012

Vivo con ella

Ayer hablando con mi hija 'L' por Skype, me demandaba algún post. ¿Que pasa mamá? ¿estás bien? ¿porque no escribes? hace muchos días que no has colgado nada nuevo. Le digo que estoy seca, más seca que una pasa de corinto y que como consecuencia una incomodidad interna me ha secuestrado quitándome ganas y maniatado cualquier posibilidad de expresión. 

Me dice que es imposible que lo pueda hacer porque no paro en casa. No es ese el motivo, le respondo, ahora me encuentro en el mismo rincón de mi guarida en el que pulo con el trasero mi pequeño espacio del sofá de dos plazas, me entrego a la molicie de no hacer otra cosa sino dispersarme en naderías, extraviarme en acontecimientos pasados, terminar de leer el mejor último libro (casi siempre el último es el mejor), leer correo, perderme por espacios blogueros que me molan y me lían hasta enredarme, conectarme por redes sociales, archivar papelorios generados desde principios de año....escribir post.

Hoy, también hacía tiempo que no enchufaba el altavoz al minibook con la música que tengo guardada, pero ha habido un instante en el que me apetecía especialmente, me lo pedía el instinto. Un deseo apremiante. 
Nina Simone me ha hecho un guiño; canta una música sugerente, espiritual, pasional, y con un ritmo entre blues y jazz, sensaciones justas para acompañar sin distraer, y aportando de fondo, esa fuerza precisa que hace contener el entusiasmo mínimo necesario para llevar a cabo cualquier cosa, desde la menos apetecible a la que más. Pues bien, aquí estoy con ella, y con su 'Ne me quitte pas' que me hace vibrar como nada.

Me he pasado dos semanas escuchando clásica hasta decir basta, quizás por una honda necesidad ¡chi lo sa! No he salido de las mismas composiciones: Canon Suite de Bachebel, Ave Maria de Bach, Air On... Bach, Primavera de Vivaldi, una y otra vez, un día y otro...zas, zas. Soy una cansina de cohones. Recuerdo cuando joven me grababa en cassettes una misma canción en la misma cara 'A', y con otra distinta llenaba la cara 'B', era estupendo oírlas  sin necesidad de rebobinar la cinta; lo hice con In the Guetto de Elvis, también con la canción 'Piensa en mí' de Luz Casal, y con 'Yester-me Yester-you Yesterday' de Stevie Wonder....pufff esta era, la number one, y lo es aún,¡ maravillosa!

Y ya que he empezado a relatarte, te cuento que cuando voy de camino al curro, me conecto al flamenquito, que junto con el sol saliendo a mi encuentro (en la autovía), me dan toda la energía, un puntazo de optimismo y alegría hacia la obligación imposible de esquivar. Que entono, entre tos y tos mañanera de fumadora redomada, los compases por sevillanas o de fandanguitos con la Niña Pastori (reminiscencias de un pasado aún cercano en mi Andalucía querida), y que alterno con un CD de Rondo Veneciano que interpreta un estilo inspirado en la música barroca, genial por lo eufórica y romántica. 

La vuelta a casa es en otra onda, pero aún así, la música y yo, yo y la música seguimos viviéndonos el resto del día.



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