miércoles, 8 de febrero de 2012

Encantada de haberte conocido


Si somos lo que somos, es por aprendizaje y mimetismo. Imitamos lo que nos gusta y evitamos reproducir aquellas cosas que 'no' sintonizan con nuestra forma particular de pensar o actuar. Pero cuando ese aprendizaje se adquiere desde el momento de nacer y tiene su origen en el núcleo de la familia, teniendo como referentes a nuestro padre y/o madre, esto ya es algo definitivo y contundente.
                                                  
A mi padre: 
De pequeña durante algunos años, te pensabas que era un trasto, y hasta que pasé la adolescencia todo fueron desacuerdos contigo. 
Me creías una descarada con demasiado carácter porque hasta con el susum corda rebatía mis diferencias; unas guerras las ganaba por terca y obstinada, pero con argumentos o sin ellos, otras las perdía, como por ejemplo poder haber sido pionera luciendo bikini o minifalda, que en aquella época de 'tapaditas menos frescas', estos modelis nos los tenías vedados. Batalla perdida antes de comenzarla. 
Al cabo de los años, tuviste que tragar por goleada a tres hijas fanáticas de los tangas veraniegos, los escotes y las requeteminis. 


Otra guerra que causaba estragos en tu descanso estival eran las horas de llegada por las noches. Siempre te situabas, como centinela en su garita, detrás de la puerta. A mi hermana C le daban espasmos intestinales cada vez que accionaba la llave, siempre chirriante, antes de entrar en casa; a mí casi me daba igual, entraba muy seria por la puerta de delante para salir por la de atrás, mucho más contenta, una hora más tarde. Siempre nos acojonaban tus regaños. No lo podías evitar, era tu sello, la marca de la casa.Yo te tenía calado y sabía que detrás de ese bulldog ladrador, había un cachorro pomeriano. 


En no pocas ocasiones, siendo los intereses distintos, intuía nos hallábamos en el mismo lado de la contienda, entonces era cuando comprendía e intentaba poner en claro, que solo te interesaba defender a capa y espada tu ventajosa posición de autoridad, que no es que fuéramos tan distintos, y que ambas partes debían ceder un ápice para intentar llegar a un punto de intersección, de satisfacción e intereses mutuos. Esto me sirvió posteriormente para relacionarme con el resto del mundo. Ser asertiva sin tener que ser una apisonadora.
  

Mi admiración a tí prevalecía por encima de todas las lidias. Lo sabias todo, cualquier cosa que se te preguntara, un manitas que todo lo arreglaba, eras fuerte como una roca (física y mentalmente), optimista, dinámico, apasionado con lo que emprendías y por encima de todo esto  una persona buena de verdad. 
Muy precozmente también adiviné que eras muy inteligente y muy completo como ser humano, y agradecí a la Vida mi suerte en este sentido.


En estos los últimos tiempos, que te ha tocado vivir, he podido poner palabras a mucho  de lo que aprendí contigo y que aquí intentaré resumir:


-Aprendí de ti que no existe un canon determinado ni modélico para poder ser profundamente religioso.
-Que has querido como nadie a cada una de las personas a las que te entregaste sin condiciones
-Que se puede reconocer, a veces, la bondad en los demás aún a pesar de los desaires y sinrazones
-Que el norte de 'nuestra' brújula no tiene porqué coincidir con el de los demás, pero no debemos apartarnos de ella 
-Que ser generosos a veces implica renuncia, pero que renunciar a un gran sueño hecho realidad, por alguien, a la larga puede hacer mucho daño a ambos.
-Que la valentía es un instrumento de vida para apostar por lo que se cree, pero que la persona valiente no está exenta de miedos y dudas.
-Que la fuerza de voluntad es un arma poderosa que nos hace fuertes y libres.
-Que todos nacemos con unos talentos y que debemos aprovecharlos al máximo.
-Que siempre hay que tener ilusiones y capacidad para ilusionarnos con las pequeñas cosas
-Que la fragilidad que acompaña a una persona mayor y enferma es mucha para tener que gestionarla ella sola
- Padre, que en resumidas cuentas ¡estoy encantada de haberte conocido!




  

2 comentarios:

  1. Cari, me ha recordado la postura autoritaria de mi padre e incluso en ocasiones de mi madre que fue una mujer de bandera y a la que le debo no sólo mi ser sino todo mi comportamiento a lo largo de mi vida, cada vez que he tenido que tomar una decisión o una actuación determinada, aparecía en mi memoria su imagen y pensaba en lo que ella hubiera hecho. Mi padre, al igual que el tuyo vigilaba mis entradas y salidas,los escotes y minifaldas, quién me acompañaba, la pinta que tenía, si llevaba barba y melena (me casé con uno con barba),tenía que vigilar a su única hija. En fin, tocaya, que esta mañana me has hecho recodar y mis ojos se han llenado de lagrimas de emoción, sencillamente "Emocionante". Besicos de una murciana en Cartagena.

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  2. A veces me dicen: ¡Lo que te pareces a tu hija! y aunque molesto, sonrío y me alegra la comparación, porque sé que en el fondo, me ha modelado tanto como yo a ella.
    Por eso, aún sin haber conocido personalmente a tu padre, siento que a través de tu amistad, ha sido un placer conocerle. Un abrazo, Cari.

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