sábado, 21 de enero de 2012

Guinda semanal

Tengo que hacer el esfuerzo. Lo canto mentalmente hacia adentro y hacia afuera, una, dos y tres veces para coger impulso. ¡Ahora! yaaa! fuerte! vaaaaaa! 
Quiero cambiar el chip sin morir en el intento, debo cambiarlo, ¡otra vez! ¡va! ¡vamos, pringailla que tú puedes!
Pero si una pésima semana la tiene cualquiera, al fin y al cabo no soy la única,  hasta tengo la certeza de que hay muchos-as que han estado peor que yo. Encima tengo suerte, y además  ni ha sido ni será la única ni la última semana nefasta.Sorpresas te da la vida.

Pillo camino al super, haciendo un esfuerzo ímprobo, me olvido de autocompadecerme y tiro millas intentando quitarme de en medio una faena que además de ocupar un tiempo precioso la detesto al ser rutinariamente impuesta, pero qué caray, si se trata de la necesidad de cubrir unas necesidades básicas. Sin embargo, conforme va pasando el tiempo, siento se está convirtiendo en algo  mecánico y con prisas emparedadas entre otras cuestiones, algo que se va postergando, y dices: mañana tarde iré, porque hoy como en casa de....., y mañana también comeré en...., además ¡pero si aún tengo leche y muffins para desayunar!, y pan congelado, y también aceite que compré en Cambil para regalarlo y que al final  decidió quedarse conmigo. Puedo pasar para desayunos, y aún me quedan cosas congeladas.

Antes, algún tiempo antes del mientras tanto, hubo algo que se quejaba, que protestaba como un bellaco, y ese, era y es el frigider (me encanta el palabro a lo cani, así lo llaman las Yolis ), que te mira como nunca. Lo detestas porque tampoco él, al igual que tú, es el que fue cualquier día pasado, con la casa llena de vida, de manos que lo abrían y cerraban.

Mira!, que paso de hacerme pajas mentales, voy y sanseacabó, a cumplir como es debido con la sana costumbre de avituallar la despensa, de hacer una provisión mas o menos suficiente y eficiente para afrontar los próximos días

Lo peor no es elegir esto o aquello, si te haces la lista de la compra vas bien, es un plis plas, coges lo de siempre, sabes el sitio de cada cosa, vas a tiro fijo. Pero llegas a la cola para pagar y ese es un capítulo aparte; el que va delante tuya puso la barra separadora metiendo tres artículos de tu compra en la suya y entonces, el gachí de la caja que lleva tres días porque se trata del cajero sustituto, tiene que descontar de su cuenta, pero es que el anterior a mi predecesor, intentó pagar con una tarjeta que no se la aceptaban y al final  tuvo que sacar una segunda que después de un buen rato acertó con el pin; y mientras tanto la niña diabólica de la señora que va detrás dándote empujoncitos y pisotones con sus botas recién estrenadas, como diciéndote : mira que botas más chulis llevo. ¡Ay que bonitas, pero para ya, guapa!

Prueba superada. Por fin llegas a casa, recolocas y te alegras de haber sobrevivido a la debacle, pufffff, necesito sentarme, respirar hondo, enchufar  la Suite nº 3 de Johann Sebastian Bach, la música que más me sosiega y tranquiliza. Pero acto seguido la quedada con tres amigas para hacer un tapeíto, contar, charlar y desconectar, hace el resto.   

3 comentarios:

  1. Odio ir al super, hay gente que disfruta se sabe todos los precios,dónde está más barato o lo que pueden encontrar en tal o cual supermecado pero yo hago la compra cuando el frigo lo pide a gritos o bien por que tengo visita o vienen mis hijas y les apetece encontrar las cosas en casa como antes. Mi hija Cari siempre dice: "Mamá esto no es lo que era, ya no haces croquetas ni huevos rellenos o tortillas variadas", y es que estaban a acostumbradas a todo esto no sólo ellas sino también sus íntimas amigas María Franco y Ana que siempre me piden que les haga boquerones en vinagre o tortillicas. Pues como me siento muy madre sólo relleno la despensa cuando vienen que nosotros ya nos arreglaremos como podamos que hay cosas muy interesantes que hacer que ir de turismo de supermercados.

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    1. La vida ha cambiado,Cari, afortunadamente ya existen hombres que comparten este tipo de tareas, ellos también tienen que contener prisas en las colas de los súper, y ya no es lo primero en orden de prioridade.Sí, hay que comer, y también esmerarse,al hacer las cosas con amor salen mucho mejores, hay que cuidar a los que queremos, a la pareja, a los amigos y amigas...., pero sin dejarnos el pellejo y sin quedarnos en último lugar.Para querer hay que querese.

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  2. Animo ya somos dos las perezosas,yo odio también ir al super,pero.......hay que comer,es una fea costumbre que tenemos jajaja.....
    Al mismo tiempo, también me apetece hacer feliz a mis amigos con una buena mesa y unos platos cocinados con amor

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