domingo, 9 de octubre de 2011

La magia del viernes

Si tuviera un perro le llamaría viernes porque da mucho juego, el nombre del perro me refiero,(¿vienes, viernes..?),también lo haría juguetón y así tendría un dos en uno, juguetón el nombre y también el can en cuestión, eso sí, lo acostumbraría a no molestar, a mantenerse en catalepsia prolongada el tiempo que hiciera falta si alguna una visita más que agradable hiciera acto de presencia en casa ,para el disfrute de la menda.
Sin embrago pensándolo bien también lo educaría en sentido contrario, que alguien desconocido se presentara con alguna facturita que ni pajolera idea que existiera, tanto que me dejara con cara de póquer haciéndome trabajar automática y mentalmente descontando el montante de las previsiones monetarias del mes; o también para espantar a algún nota con propaganda de esa que ni entiendes ni te la imaginas y que te la trae al pairo;o puede que incluso fuera útil mi "viernes" si tocaran a la puerta los mismísimos mormones, tan encorbatados, tan monos y clonados todos ellos.Tan raritos!


Pero al viernes al que me refiero es al viernes de toda la vida de Dios, de todos los calendarios, al que amamos con toda nuestra alma, a ese placentero, liberador, ilusionante y ovarudo día.


Eso de dar de mano durante 48 horas seguidas de la rutina de toda semana,la que nos obliga casi a punta de pistola a encorsetarnos en actividades varias y de riguroso cumplimiento,a ese ajetreo laboral que a veces nos desarma y trastorna con problemas sin sentido, que nos quita la escasa lucidez por afrentas que creíamos tener ya superadas, o nos abruma por la retaíla de cuestiones que paralelamente tenemos que llevar al retortero..


Y es a las 15 hrs de este maravilloso día (haga sol, truene, llueva,las nubes se levanten)cuando por arte de magia ¡zas! surge la transformación en lo más hondo de nuestra consciencia e inconsciencia, salimos a toda ostia del curro y meteóricamente empezamos a hacer planes, aquí no hace falta la agenda ni na porque en caso de no tener ningún plan previsto, existe la misma sensación de libertad ¡algo surgirá! y si no, lo inventamos sobre la marcha...


Y aquí está el quid de la cuestión.Personalmente, a mí me gusta tener algo preparado para el finde, es un elemento motivador para sobrellevar la semana,una excursión senderistica, una ruta en bici, un viaje corto y barato , un paseo o los que encarten. Pero también, la lectura de un periódico desayunando y la charleta de ese momento, la visita de mis hijos y el consiguiente despliegue de avituallamiento para preparar una comida especial, ese libro que tenemos varado en la mesita de noche leyéndolo a retazos, un aperitivo con birrita o manzanilla de Sanlúcar....


En definitiva, nuestra casa  que no la vivimos con la calma que desearíamos y que ella espera de nosotros/as, y nuestra particular e intima necesidad de encontrarnos lo que se dice, bien .  





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