martes, 13 de marzo de 2012

El poder de un pulso

A pesar de haberme vacunado, he pillado el virus de la gripe, o mejor dicho, el puto virus me ha pillado a mí. Eso sí, ha venido con menos humos, más humilde y menos cabrón. O es que tal vez, la vacuna que me endiñó mi compi A, no le haya dejado cebarse porque no me ha causado estragos como antaño: fiebre altísima, tiritonas bajo cuatro mantas pegando botes como si fuera la niña del exorcista y toda mi osamenta lo más parecido a un saco repleto de huesos doloridos y descoyuntados. 
Terrible! tres días de cama y una semana para recuperarme no me los quitaba nadie.

El primer día de echar los pies al suelo, no sabía si andaba o levitaba, y mi primer contacto visual con el espejo me consternaba, siendo ese el mejor momento de sacarles rendimiento a mis pinturas y maquillaje, haciendo un uso puntualmente exagerado de ellas- me tuneaba la cara hasta dejarla como una caroca- para convencerme de que estaba viva y que conservaba el color de los mortales. Desde entonces creo firmemente en las pinturas y nada en las super bellezas que nos muestran las revistas.

Nos 'obligaron', no hace mucho, como grupo de riesgo que somos, a ser los/as que abriéramos la veda de las vacunas, y todo cambió para mí. Hay inviernos que ni me roza, y cuando lo hace, es como de soslayo con cierta modestia, me ataca tímidamente, tanto es así que el sábado no reconocí su presencia. 
Por la noche me encontraba extraña (pensé en la juerga, con excesos, de la tarde anterior con mis compis de curro), un dolor de cabeza terrible, que muy raramente me pasa, con ascos a la comida y al tabaco, y me dio el filing de que algo no iba lo derecho que yo quisiera, porque salía en bici al día siguiente. 
Verás, toda la semana soñando con esa excursión tan, tan deseada, por el campo de Cartagena con el grupo de Via Libre (biciclistas de pro) y ahora se me iba a fastidiar de pleno, me negaba a ello, no podía ser, y no me apeaba del burro a que por narices me iba al día siguiente. 


Pero 'eché pal monte', esta vez en bicicleta, porque amanecí alegre y capeé el temporal endiñándome un gramo de paracetamol. Con la ilusión y 6 euros metidos en la mochila, el sol de frente, el grupo, el campo precioso, parada en la ermita de la Magdalena con degustación de un vinillo dulce de la tierra, la visita al Museo Etnográfico y, luego, una paellíta en San Isidro. Felicidad 'casi' completa.


Mi espíritu y mi cuerpo aliados, y haciendo piña con el Universo durante todo el día.

Pero fue ayer de madrugada cuando un castañeteo interno me despertaba una y otra vez, y el dolor de cabeza que atizaba de la hostia. ¡Coño, como no ir al curro si el día anterior me había ido de marcha!. Allá que me fui enferma y poseída por el minúsculo y puñetero acompañante a dar el callo con mis pacientes, que estaban, con diferencia, mejor que la menda. 
A la salida del laboro, pies paqué os quiero directa a la cama para atacar con la mejor defensa en estos casos: paracetamol, cama, caldito, paracetamol ...y, estricto reposo para superar el trance en el menor tiempo posible.


Si es cierto lo que nos mostraron Punset (en el último capítulo de redes) y Mónica de la Fuente Catedrática de Fisiologia de la Complutense, si realmente el mejor predictor de la salud es el sistema inmunitario y este se se ve reforzado y/o activado con cuestiones tales como, hábitos de vida, comida sana, ejercicio físico, actitud positiva ante la vida, vivir en pareja felizmente...etc.
Voy a tener que ponerme manos a la obra para no dejar atrás la oportunidad de quitarme años (biológicamente hablando) echándole un pulso poderoso y gratificante a los de mi partida de nacimiento.

Uhmmmmmmm!! Veamos, ¿que cosas me faltan?.............................










  

1 comentario:

  1. A mí muchas así que no hago la lista porque me pilla con pocas ganas de escribir,jjjjjj

    ResponderEliminar