jueves, 1 de diciembre de 2011

Más que suficiente

Desde hace algún tiempo, incluso antes de esta crisis bursátil que nos ahoga y embarga..., la austeridad era una conocida personal, pero últimamente se ha ido convirtiendo en una convicción con deseos de evolucionar para llegar a ostentar el rango de certeza, fuerte, perseverante y asidua compañera de viaje para los restos. Porque cada experiencia vital  nos marca  un antes y un después, y en ese punto, que no se puede precisar cuando tuvo lugar, se ha tejido una urdimbre minúscula y recia a la vez, que sirve de parangón y de referencia para posteriores improntas. 


Y todo esto que te cuento, desde que he visto a niñas fabricándose sus propios tacones con latas vacías de refrescos, andando tiesas como maniquies de pasarela, con una bandeja de huevos duros-para venderlos- en la cabeza; cuando he dado los buenos días a pequeñajos, que no levantaban un palmo del suelo, recogiendo casi al alba, los sobrantes de arroz del día anterior para su desayuno pre-escolar pero haciéndonos creer que eran para otros beneficiarios, y también a otros, no tan pequeños pero con algún año más de madurez prematura, pidiendo como si se tratara de algo con un valor añadido, las botellas de plástico de agua, espachufladas y sucias para darles una utilidad ulterior en la casa o fuera de ella y poderlas cambiar por otra necesidad más apremiante; o a una niña, con edad mas que demostrada para estar jugando con muñecas, pero cuidando a su madre con dos hijos recién nacidos, robar y pies pa que os quiero correr como un rayo con un minúsculo trozo de jabón de poco más de dos uñas (3 cms) para poderse lavar......Demasiados suma y sigue. 


He leído hace unos días un artículo de Elsa Punset y he hecho mía una reflexión suya que dice: que la abundancia es  tener lo suficiente.


Y si nosotros que nadamos en la abundancia porque tenemos mas que suficiente, estos otros  nadarían en las carencias o, mejor dicho, se ahogan en la nada ¿No es así? 

2 comentarios:

  1. Cuando se cubren las necesidades mínimas para la supervivencia, cuando se salta del estadío de la miseria al de la pobreza; la felicidad deja de ser cuestión de poseer más o menos cosas, de vivir más o menos años. Quizás consista en aprender a vivir con lo que nos ha tocado, sin resignarse pero sin amargarse por lo que uno tiene. Al final, lo que importa no son los años de vida, sino la vida de los años.

    ResponderEliminar
  2. Cuando se tiene más que lo suficiente, sin merecerlo más que otros, solo nos toca disfrutarlo y agradecerlo a diario, pero sin olvidarnos que ese toque de gracia, no solo no nos hace mejores, sino que nos envilece si de alguna manera no entendemos que hay que compartir riqueza.

    ResponderEliminar